Para empezar, esta disposición llama la atención ya que excepto El Quinteto de los Silenciosos, que se encuentra en un pequeño apartado de una sala, el resto de obras están en salas que exponen al mismo tiempo obras maestras italianas, flamencas y españolas como cuadros, grabados y esculturas de artistas conocidos tales como Manuel Pereira, Francisco de Zurbarán, Francisco Goya, etc. Y al tratarse las obras de videos muy ralentizados que muestran como objeto principal a seres humanos, prescindiendo de fondos u otras distracciones, la primera impresión que me dio era como si estos videos también se tratasen de retratos como las pinturas de los estaban rodeados y con los que se envolvían. Claro esta, que una vez que centrabas la vista en ellos unos segundos, podías percibir el sutil cambio que iba surgiendo en las obras de Bill Viola, y podías entender, lo que se encuentra en el fondo de las personas "retratadas", es decir, sus sentimientos, inquietudes, sufrimientos y en algún caso, su liberación. La forma de presentarlo con esa ralentización tan extrema es que así, a mi parecer, podemos sentirlos y quizá entenderlos mejor, sentir su respiración, su desesperación tan internamente, como si fuera nuestra y así de alguna manera conectarnos emocionalmente a ellos empatizando con sus emociones.
En Dolorosa, podemos observar dos imágenes puestas una al lado de otra que muestran en una a una mujer y en otra a un hombre, ambos muestran una gran tristeza que deja ver el enorme sufrimiento por el que están pasando, cada uno a su manera. Que las imágenes estén juntas, con el mismo formato y pegadas, pero a la vez sean independientes me hace pensar en la soledad del sufrimiento, que aunque las dos personas estén pasando por este sentimiento, se trata de una lucha interna e individual que cada uno tendrá que soportar.
En Montaña Silenciosa vemos en una imagen a una mujer y en otra a un hombre, esta vez a plano medio. En ellos podemos observar por sus expresiones faciales y corporales, un estrés y dolor, que les hace estremecerse, gritar, encogerse y retorcerse, pero al final consiguen, al deshacerse de toda la carga dolorosa, una renovación que los calma momentaneamente.
En El Quinteto de los Silenciosos observamos a cinco hombres de pie, también en plano medio, que están muy juntos pero que no interactúan entre ellos salvo en leve contacto físico, al principio todos tienen una expresión neutral pero poco a poco va creciendo su emoción, cambiando sus expresiones, pero sin que estas interactúen. Ninguno se mueve de sus posición inicial. Todo esto me hace reflecionar sobre el fuera de campo pensando qué ocurre para que se produzca ese cambio emocional.
Por último, en Rendición, se muestran dos imágenes, una encima de otra, en una aparece un hombre y en otra una mujer, la de abajo con la cabeza boca abajo, esto va cambiando en cada reproducción. Como si se tratase de un espejo, salvo que cada uno viste un color diferente de camiseta. Sus imágenes aparecen distorsionadas, en unos momentos se acercan como si fuesen a besarse y entonces se sumergen en el agua y se comprueba que lo que se estaba viendo eran sus reflejos en el agua. Al sumergirse crean la ondulación que luego hace verlos distorsionados, a través de esta distorsión se pueden advertir signos también de sufrimiento.
A través de todas las obras, hace pensar al espectador sobre las emociones humanas, y sus manifestaciones físicas, plasmadas de forma moderna en estas video instalaciones.